Anteriormente, en mi experiencia computacional, he usado algunos Linux. Comencé con Madrake, de la que se decía que era la más amigable de todas. Con el tiempo, pasé por Debian, aunque el choque cultural fue muy fuerte. Un tiempo despues me enamoré de Gentoo, sobre todo de su sistema Portage, aunque descubrí que me faltaba algo de experiencia para configurar todo lo que tenía que configurar, entonces cada cosita se me hacía cuesta arriba.
Finalmente me decidí por instalar un Ubuntu, pero como gnome no es de mi agrado, decidí instalar Kubuntu, que viene integrado al escritorio KDE, mucho más potente por disponer de amplias opciones. La diferencia con otras veces es que esta vez mi máquina no posee un booteo dual con un Windows salvador, esta vez me pasé definitivamente a Linux.
Fue una decisión que venía masticando hace mucho tiempo, hasta que maduró y aquí estoy, recuperando cosas, como este blog, ahora que nuevamente tengo algo que decir.
Kubuntu tiene la estructura interna de un Debian (junto con la política de ningún servicio abierto por defecto, que amo) junto con una amigabilidad superior en su interface y programas de configuración. A la vez mantiene una poderosa linea de comando y archivos de configuración de texto plano, como todo Linux que se precie. Lo mejorcito de dos mundos.
Estoy realmente satisfecho con mi Kubuntu, no lamento para nada la decisión. Mantener más tiempo mi XP se estaba tranformando en un problema de seguridad incremental, cambiar a Vista nunca fue una opción seria para mi, así que este era, definitivamente, el camino a seguir.
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