Escuché recientemente que la "fiebre de los blogs" era un fenómeno momentaneo, y que debido a la dificultad de mantener un blog activo, se pronostica que para el año 2008 ya casi no habrán blogs.
Me sonó extraño en un principio, pero luego comencé a pensarlo, y encontré cierta lógica tras esas palabras. Aunque esa lógica descansa sobre una sola cosa: la obligación de los bloggers de escribir en forma periódica y permanente, lo que causaría una rápida reacción de hastío, burnout, o simplemente dejarlo de ver como una diversión o una necesidad de comunicar y pasar a verlo como una pesada tarea que nos autoimpusimos.
Esa lógica tiene su mérito, pero cae si damos un pequeño paso al costado y, como hice yo, dejé de escribir cuando no tenía ganas de escribir, o cuando no tenía cosas suficientemente procesadas internamente como para volcarlas aquí. Volví a escribir cuando reencontré temas, cuando sentí que tenía que hacerlo nuevamente.
Es tan sencillo como recordar que el blog es, ante todo, propiedad absoluta del blogger, y si bien los lectores pueden sentirlo suyo, no lo es. Es por eso que las promesas de escribir periodicamente no deben ser hechas (aunque yo las haya hecho), ya que eventualmente nos será imposible mantener ese ritmo. Es mucho mejor clarificar las cosas y escribir solo cuando la ocasión lo amerita, ya que así aseguraremos un contenido de mucha mayor calidad.
Y, como todos saben, la calidad vence casi siempre a la cantidad.
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