En el país donde existían mayores amenazas contra el Software Libre, en Estados Unidos, donde Microsoft amenaza y paga a otros para que inicien juicios y digan mentiras para desacreditar a los promotores del software libre, en ese lugar, ha sucedido algo en términos legales que es sorprendente.
El proyecto JMRI (Java Model Railroad Interface), dedicado a generar una interfaz estándar para comunicar computadoras con distintos tipos de interfase de control de ferrocarriles a escala, que generó un programa llamado DecoderPro, demandó a una empresa competidora que desarrolló un programa llamado Decoder Commander, alegando uso no declarado de parte de su código, cosa que está en contra de la Licencia Artística con la que liberaron el proyecto.
En primera instancia les dieron la razón en cuanto al robo de código, pero no con respecto al tema del copyright. Quedaba así a la altura de la rotura de un contrato, que es un tema muchísimo más leve.
Pero la corte de apelaciones ha dado la razón a JMRI, y ha dictaminado que las licencias de código abierto son licencias que proveen libertades en cuanto se respeten los términos escritos en ellas, pero en cuanto no se respetan las licencias quedan revocadas y automáticamente pasan a ser Copyright con toda la fuerza de la ley que esto implica.
Esta distinción tan mínima es una interpretación tan excelente del espíritu de las licencias del código abierto que es una victoria importantísima para todo el mundo del software libre. Saber que en el país donde más amenazas existían ahora existen antecedentes legales para determinar la fuerza de las licencias abiertas permite a millones de personas respirar con tranquilidad.
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