Ayer estaba esperando que algo se instalase en la pc y tomé de la biblioteca un libro para pasar el rato, y me topé con un cuento de Roberto Arlt llamado La cadena del ancla, que no había leido anteriormente.
Hace años había leído El juguete rabioso, una genial novela, incluso recuerdo con extremo cariño las tardes pasadas hojeando las Aguafuertes Porteñas. Sin embargo, al enfrentarme a este cuento, toda preconcepción cayó.
Es una historia de espionaje a la vieja usanza muy bien llevada, con una vena siniestra que, sencillamente, me encantó.
Lamentablemente me veo en la imposibilidad absoluta de contar nada acerca del cuento, ya que dado su corto desarrollo revelar algo sería, tal vez, contar demasiado. Tan solo puedo, desde estas palabras, intentar transmitirles la profunda emoción que la lectura de este cuento ha desencadenado.
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