Se dice de nosotros, los Argentinos, que tenemos el ego muy grande. Creo que es una generalización muy amplia, hay Argentinos de todos los tamaños, sin embargo creo que a grandes rasgos es verdad. No coincido con la idea de que es demasiado grande, pero si que es muy grande en un gran porcentaje de la población. Algunos lo ven como un defecto de fábrica, nosotros lo vemos como una buena característica.... será cuestión del ego.
Recientemente me publicaron un cuento en la revista Aventurama número 12, y recibí muy buenas críticas por eso. En una de las reuniones de ciencia ficción a las que asisto he firmado un autógrafo de una persona que se que compró esa revista para leer mi cuento, y le gustó. Todo esto son pequeños masajes al ego, obviamente.
Pero mucho más recientemente sucedió algo más. En el número 14 de la revista Aventurama, que contiene dos espectaculares cuentos, uno del gran Armando Fernandez y el otro de Hector Otero, Julio de Luca escribió un editorial. Y dentro de ese editorial sucedió algo que, para mi, fue maravilloso. Voy a transcribir dos pequeños párrafos para compartirlo.
"En cuanto a las narraciones estoy más que feliz y satisfecho de su nivel: hubo algunas que publicamos y que leí no una sino tres o cuatro veces, y no les exagero.
El nivel de los cuentos de los autores de los trece números hasta ahora editados, es en verdad bueno, pese a las erratas filtradas, el material literario en su totalidad es muy alto. Autores como Armando S. Fernandez, Scheimberg, Samuel Cadranel, Morhain, Alberto Vallini y otros han mostrado cuentos de una gran calidad, por citar a autores experimentados. En otros, como el maravilloso, melancólico, angustiante escrito por el genial Campanelli, de la generación más joven, demuestran lo bien que se escribe aquí".
Como verán, los nombres de los consagrados son nombres de peso dentro de la Ciencia Ficción, especialmente en Argentina. Ser nombrado cerca (no dentro, porque no corresponde) de ese grupo sería ya muy bueno. Ser el único nombrado como ejemplo de autor novel sería excelente. Ser nombrado en medio de fanfarrias y alabanzas a mi y a mi cuento es una real maravilla para mi. Porque verán, para los que no lo saben, yo soy Gustavo Campanelli, y ese segundo párrafo me nombra de una forma espectacular.
Es por eso que hoy, amigos, he venido a presentarles a mi Ego, que ya casi tiene entidad como para que lo inscriba en el registro nacional de las personas.
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