miércoles, 7 de junio de 2006

Mi teoría acerca del soft y del hard "viejo" III : Juegos

Habrán visto que separé Juegos de Software. Eso no es porque los juegos no sean software, sino porque mi posición con respecto a los juegos es distinta a la que tengo con respecto al resto del software.

Yo AMO los juegos, creo que jamas dejaré de jugar, como mucho cambiaré de juegos, pero seguiré jugando siempre. Pero sucede algo muy malo con respecto a esta actividad, el marketing, que en el resto del software es potente, aqui es apabullante. Eso genera que montones de personas quieran jugar ya mismo al último juego que ha salido, influenciados por el bombardeo incesante de información que recibieron, y no comparto esa posición.

En la actualidad poseo una buena PC, aunque no una PC de último modelo. La armé con mis manos con una idea en mente: estabilidad. No quiere esto decir que no sea potente, sino que la potencia no fue mi idea principal al armarla. Esta PC puede ejecutar sin problemas entre el 85% y el 90% de los juegos actuales del mercado. Considerando la tremenda oferta que hay, no poseo tiempo para jugar ni al 10% de los juegos. O sea que la limitación principal está en mi tiempo libre y no en la PC.

El resto de los juegos que existen en el mercado puedo ejecutarlos, pero con detalles reducidos, o con menos cuadros por segundo (los famosos Frames Per Second, o FPS), por lo que opino que no vale la pena jugarlos aun. Dentro de un año, seguramente habré mejorado esta PC, o habré comprado una nueva, y en ese momento podré ejecutar el 85% al 90% de los juegos de ese momento, que incluye al 10% o 15% que en la actualidad no quiero ejecutar.

Muchos diran cosas como "pero no jugas Doom 3", realmente no es relevante, tengo pendiente jugar una joya como Half Life, así que Doom 3 puede esperar. Me duele más no poder jugar actualmente al Elder Scrolls IV: Oblivion, pero ese tipo de juegos requiere tanto tiempo de juego, que jugarlo con mala calidad no vale la pena, ya que tarde o temprano me daré cuenta y me lamentaré por haber cedido tontamente a la tentación.

Entonces, antes de protestar por no jugar los juegos más modernos, prefiero investigar lentamente y jugar aquellas joyas olvidadas que encontramos en algún rincon de la tienda, y encima a bajo precio. Recordemos siempre que jugamos para divertirnos, no porque nos dicen que tenemos que jugar.

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